La democracia se sustenta en dos cosas, el miedo controlado y los traidores.
Sin el control del miedo la minoría jamás permitiría ser gobernada por la mayoría. Es suicida entregar voluntariamente el poder al adversario sin unas mínimas garantías de que no perderás vida y hacienda. De que ese temor se mantenga en límites razonables ha de encargarse la mayoría, sea cual sea en cada caso.
Por otro lado los políticos y los militantes muy politizados siempre olvidan que consiguen el poder gracias al voto de un número significativo de individuos que antes votaron a sus adversarios, es decir, traidores. Tipos que más pronto que tarde les traicionarán a ellos. Los traidores funcionan como los especuladores en el mercado, fijan los precios comprando y vendiendo futuros.
Carmena cree que sus seguidores piensan como ella, cuando los traidores son legión y la abandonarán a la mínima, en cuanto alguien venda un futuro que les parezca mejor.
Aguirre se siente (absurdamente) traicionada, porque los que compraron sus productos especulativos ahora compran los de la competencia y, vistos los mensajes de Podemos, advierte que los de su minoría no son tan pocos y se resistirán si les tocan mucho la fibra.
Carmena ya ha ganado y, en lugar de pensar que quienes le dieron la victoria la venderán en breve, se dedica a azuzar a sus votantes. Debería estar controlando el miedo de los de Aguirre. Es el primer discurso de cualquier político que gana unas elecciones: gobernaré para todos. Andar diciendo yo os traigo la democracia, por poner un ejemplo de poco voltaje, es azuzar.
Este baile en otros sitios lo bailan agarrao y trapicheando, porque quienes han decidido las cosas son los especuladores, que trapichean por definición. Aquí siempre hacemos tragedia y ese baile es el de los boxeadores, moviendo los pies para golpearse.
Las dos son malas jugadoras.
Sólo hemos encontrado un sistema para acabar con este sinvivir al que los malos jugadores de la política nos tienen acostumbrados desde siempre, la compra de voluntades por medio de la corrupción generalizada. Eso proporcionó hasta hace poco estabilidad en sitios como Andalucía, Cataluña, Valencia y muchos ayuntamientos, donde todos mojaban. Pagar a los especuladores para que no lo hagan.
La historia es una muestra de cómo el MIEDO es el arma fundamental.
Aunque deseemos futuros mejores, es el miedo a enfrentarse a ellos, lo que nos lleva a poner nuestro destino en manos de OTROS, seguramente que para poderles culpar de nuestro infortunio.
En la democracia existen tres bandos, los que pagamos (pase lo que pase), los que piden (pase lo que pase) y los que ponen y también quitan. (más de lo segundo que de lo primero, pero también en casi cualquier circunstancia).
A lo único que uno aspiraría, estando en el bando de los paganinis, es a que si me tienen que coger mi pasta, pues que la empleen bien y para cosas razonables. Que los que piden, pasen al bando de los que aportan. Y que los que sacan beneficio, que se conformen con algo menos.
Me temo que eso los políticos no lo pueden hacer…sólo lo podremos hacer entre papas y maestros, pero para eso faltan algunos sustos todavía…