CASUALIDAD CAUSADA

La religión, las religiones, son, amén de muchas otras cosas, origen y causa de los más interesantes excesos. Y me estoy refiriendo ahora a los excesos intelectuales. La soberbia es el pecado de los estudiosos y, curiosamente, florece en las cercanías de los dioses, por dos razones. Qué mejor que desvelar la voluntad de Dios es una; qué mejor que engañar a Dios es otra. Y ahí andan.

La diatriba sobre el estercorismo, para mí, es insuperable, pero hay muchas otras. En sus buenos tiempos la iglesia polemizaba con ahínco sobre el sexo de los ángeles, algo que hoy se repite, profanamente y sin gracia, entre los estudiosos de las ciencias sociales al discutir sobre las diferencias entre sexo y género. Y ello a pesar de que el mismo Jesús intentó aclararlo diciendo “En la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo” (Mt. 22, 30), lo cual debería haber zanjado el asunto. Ahí, los ortodoxos, quieren ver que efectivamente no hay sexo si eres un ángel, aunque yo, quizá interesadamente porque la cabra tira al monte, veo libertad sexual y promiscuidad sin compromiso

Es de recordar también que, a cuenta de la cuaresma y su ayuno, hubo otras discusiones en las que, seguramente, se alzaron voces y puños golpearon mesas de scriptoriums. Qué es carne y qué es pescado mantuvo ocupadas a las mentes más brillantes por siglos. Confieso que me gustaría saber qué razonamiento alambicado siguieron los exégetas de dios para concluir, en el Concilio de Aquisgrán, que las aves se podían comer, por estar hechas de la misma sustancia que los pecesUna derivada de estos excesos acabó con los castores en Europa. Los castores, esos amables bichossi bien mamíferos, peludos y grasosos, viven en el agua y su cola está cubierta de escamas. Si son carne también son, en parte, pescado, al menos el rabo. Y así, contentos como unas pascuas por tomarle el pelo a dios, los cristianos se hartaron de cola de castor hasta su completa extinción.

Hoy la cristiandad está en franca decadencia, y es signo visible de ello que los teólogos no estén, decidida y conscientemente, aplicados a inventarse a dios, o a engañarlo. La falta de estos excesos intelectuales es medida de un declive imparable. El exceso, hoy, es patrimonio de otras religiones. Los mahometanos, por ejemplo, discuten sobre asuntos de tanta enjundia como la improcedencia de que las mujeres conduzcan automóviles. Este tema, que daría para mucho, lo zanjan, no obstante, con burdas apelaciones a supuestos descuelgues del útero y consecuentes dificultades en los partos. Son análisis con una falta de sutileza que me espanta. Hasta a mi se me ocurrirían cuestiones más interesantes que proponer a los imanes. Por ejemplo, puesto que en la época de Mahoma no existía tal material, merece ser discutido el asunto de si resulta apropiado usar cascotes de hormigón en las lapidaciones. Ahí lo dejo.

Todo esto viene a cuento porque he descubierto que entre los judíos ortodoxos siguen produciéndose discusiones de alto nivel sobre asuntos profundamente baladíes y con ese poco disimulado ánimo de ser más listo que dios. Es una religión que mantiene, unido a la fe, el músculo intelectual y su consecuente soberbia. Sabido es que en sabbath no se puede trabajar, y que esta prohibición incluye el encender y apagar aparatos eléctricos. Cómo se ha llegado hasta ahí ya mueve a un espíritu inquieto, como el mío, a reflexión, pero en este caso esa norma aceptada es nuestro punto de partida. Dado lo anterior, en los hogares que cumplen con el precepto, en sabbath no se usa el ascensor, no se enciende la vitrocerámica, el aire acondicionado o las bombillasCircumvienen esto con ascensores que, por medio de un automatismo, esos días, suben y bajan constantemente, parando en cada planta sin necesidad de pulsar botón alguno. Usan temporizadores programados con antelación que apagan y encienden televisores, bombillas, cocinas, calefacciones y acondicionadores de aire.

Un tipo listo ha inventado el KosherSwitch®, y anda la comunidad rabínica alterada. ¿Incumple la ley? ¿Cumple la letra pero incumple su espíritu? El chisme, como se ve en el vídeo, no se activa o desactiva por medio de un interruptor que accione un mecanismo eléctrico sino desplazando una pieza de plástico. A un lado de ésta se sitúa un emisor de un haz de luz. Al otro lado un receptor. Recibido el haz, se cierra el circuito y el aparato eléctrico se enciende. Esto sería, evidentemente, trampa. Sería como poner el mando a distancia delante de la tele, pegar con superglue el botón de cambiar de canal y un libro delante para, en sabbath, apartar el libro a voluntad. Dios te mira y sabe que es trampa y tu sabes que él lo sabe.

 El truco verdadero, lo revolucionario del KosherSwitch® está en que en sabbath el emisor de luz sólo la emite si un generador de números aleatorios produce un determinado resultado. Y el receptor sólo está “receptivo” a ese haz de luz, y cierra el circuito y enciende el aparato eléctrico, si otro generador de números aleatorios produce un determinado resultado. Es decir, apelando a la casualidad eliminamos la causalidad. Mover el interruptor no es causa de que se encienda la lámpara, sino que deja abierta la posibilidad de que la casualidad lo haga.

Es un asunto interesante desvelar si la voluntad de dios al prohibir trabajar en sábado incluía el hacerlo por casualidad. Y lo que es aún más interesante, si la prohibición incluye hacerlo por una casualidad causadaYo creo que a la idea de un dios merecedor de tal nombre repugna un universo caótico. Dios es claramente mecanicista, igual que sus más acérrimos negadores. Dios mueve cada molécula del universo, por sí o por medio de leyes por él creadas, dicen unos. Dios nada tiene que ver y podríamos hacer eso mismo caso de saber cuáles fueron las condiciones iniciales del universo, dicen otros. En medio queda, para los que se dedican a los asuntos prácticos, el caos, en este caso, simulado.

Una tragaperras que nunca da premio es una estafa y una lotería que siempre toca, como la de Fabra, pues también. Para que el chisme tenga una mínima utilidad en algún momento del sabbath habrán de encenderse las luces, a ser posible poco después de haber accionado el interruptor. Si la probabilidad de que se encienda la luz de inmediato es mayor de la probabilidad de que se encienda justo antes del fin del universo yo concluiría que hay trampa y el asunto contraviene las leyes de dios. Soy así de ortodoxo en cosas que, en realidad, ni me van ni me vienen, y que sólo despiertan mi curiosidad y admiración por aquellos que desafían a dios.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:2-3)

2 thoughts on “CASUALIDAD CAUSADA

  1. Mgaussage, tu delicada prosa barroca, choca en ocasiones con mi ingenieril pensamiento tendente a resumir a sintetizar, pero estoy muy de acuerdo, y además necesito todo el mecanismo de pensamiento que desarrollas pacientemente (y con virtuosismo) en tus escritos.
    Pero como mente más tirada hacia la matemática trato de encontrar sólo el resultado.
    SOMOS UNOS TRAMPOSOS. Confundimos SER con PARECER … es lo que tiene esto de ser humano del todo.
    Al final de la película «los últimos días de Lehman Brothers» una voz en off comenta:
    El hombre es 99% de animal y 1% de persona, y seguramente ese 1% lo estropea todo…
    y así…

  2. Somos mamíferos, pero hay una parte, pequeña, que se escapa a esa animalidad, y es la más interesante.

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