COCINA LATINA

Hoy vienen unos amigos a cenar a casa y hay que hacer algo de comer. Por eso se le llama venir a cenar a casa, por lo de la comida. Lo frecuente en estos casos es que si son unos amigos que vienen mucho uno no se estrese. Se les da cualquier cosa y andando. Son de casa, decimos, y les damos sobras. Y así les va a los amigos que andan siempre cerca y, hay que decirlo, gorroneando. Que se tienen que comer lo que les eches. Yo tuve amigos gorrones que se pasaban todas las noches a la hora de la cena a los que alimenté con chopped de perros sólo por la curiosidad científica de ver hasta dónde aguantaban antes de traerse algo. Pero esos amigos gorrones suelen ser resistentes amigos de verdad. Se comen lo que les pongas y vuelven a por mas. Quiérese decir quevienen por la amistad y el cariño, por la compañía. La comida cuenta, pero no tanto como parece. A uno en concreto le encantaba una sopa de tomate que le hacía yo calentando agua con ketchup. Se tomaba dos platos, se me bebía media botella de güisqui y al irse me daba abrazos en la puerta y me decía tío que bien se come en tu casa. Otros son de poca confianza y entonces toda la casa se pone en zafarrancho. Eso no pasa a no ser que estés casado o tengas pareja muy estable. Si no hay una mujer en casa no viene gente de compromiso, ni se le llama tener amigos a cenar. Pero si pasa, que si tienes novia acaba pasando, la hemos liado. Porque al final acabamos comprando hasta un mantel nuevo. Porque te pones a revisar al trasluz en la ventana del patio los que tienes y todos están quemados por los pitillos de los amigos gorrones o tienen manchas de vino tinto a las que no pusimos sal inmediatamente y lavamos luego en agua fría. Estando soltero, si tenías un compromiso lo llevabas a un restaurante si era él y si era ella pues lo mismo y proponías un café en casa. Y era cuando estabas llegando que te preocupabas de las sábanas y las toallas, no de los manteles. Yo creo que este ponerle tanta atención al mantel, a la forma de doblar las servilletas, los bajoplatos entonando con la vajilla y las velitas le roba un poco la atención a la comida. Todo el mundo está demasiado atento a que las migas le caigan todas en el platito del pan y así no hay manera de relajarse. Luego están los amigos como los de hoy, que apetece que vengan y entonces pasa que no te vas a ir disparado a comprar un mantel nuevo ni les vas a poner sopa de tomate. Te apetece darles bien de comer y no agobiarte tu demasiado. Este es el punto y hora en el cual aparece en escena la Cocina Latina y la velita de adorno un poco desplazada del centro, tapando el agujero de la quemadura. Yo siempre me quedo pasmado mirando los programas de cocina de la tele y lo mismo que con las películas porno, me quedo horas fascinado. Todo lo que van haciendo en unos y otras me parece interesante y facilísimo y ahí tumbado me siento perfectamente capaz de repetirlo. Estoy completamente seguro de que no lo voy a olvidar. Pero luego cuando llega el momento y te pones a la faena se sientes torpe y hasta un poco ridículo y sabes que te estas olvidando pasos importantes. Te das cuenta de que te falta la soltura de estar todo el día dale que te pego que tienen los profesionales. Plis plas, ñaca, ñaca. En dos movimientos tienes pelado un pepino, cascados dos huevos, abiertas las ostras y metidas dos salchichas en el horno. Entonces, para fascinados un poco torpes, como yo, aparece la Cocina Latina. Consiste esencialmente en abrir y mezclar sabiamente latas y conservas. Aquí más que las habilidades manuales priman las intelectuales. La imaginación. ¿Cómo quedaría esto con esto? Por ejemplo, receta para hoy: Abrir una lata de patas de pato en confit y calentar al horno en una bandeja que no de vergüenza llevar a la mesa; en el último instante, ya calientes, un toque de grill para dorarles la piel. Abrir una lata de castañas en conserva, otra de ciruelas en conserva y un bote de compota de manzana. Calentar la guarnición al gusto y servir en fuentes. De aperitivo abrir una lata de paté de jabugo y otra de paté dé aceituna negra, acompañados de pan tostado de canapé que habremos sacado previamente de su envoltorio. Abrir una botella de tinto y poner agua del grifo en una jarra. Café y chupitos.

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