Van a hacer un congreso en el pesoe. Andan ahora buscando lo que hace años que saben que no tienen. Hay quien dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Lo que viene sucediendo es que si son cosas de comer el retraso adelgaza y puede hasta matar. Y si son otras cosas igual de importantes o mas, porque de ellas depende la comida, flipo yo y flipamos todos con el retraso que llevan. Hasta las grupies del partido, que otras veces hicieron colas de días para ser las primeras en votar, el 20N se quedaron en casa. A mi siempre me pareció que JL tenía un síndrome. Uno poco evidente pero importante. Hace muchos años, cuando él iba al cole, a los que parecían un poco tontos las monjas les subían unas décimas la nota, les daban unos cachetes para que la sangre circulara un poco máscaliente y rápida. Luego recomendaban a los padres que exigieran en casa trabajo y estudio y les dieran mucho amor y comprensión. Los amigos de clase pasaban un poco de ellos, pero nada horrible. Simplemente no los dejaban participar en todos los saraos, sólo en algunos, aquellos que no había peligro que pudieran estropear. El mundo y los que vivíamos en él estábamos acostumbrados a los tontos como personajes secundarios. Todo se sucedía con normalidad y monotonía. Y los secundarios, mal que bien, iban saliendo adelante. Por eso yo comprendo que JL no esté diagnosticado, que no sepamos el nombre, generalmente un apellido extranjero, de su padecer. No se estilaba esa búsqueda. No era imprescindible. Luego todo cambió aunque nadie sabe exactamente cuando. Y JL se metió en política, una cosa nueva, emocionante, llena de futuro, de cambio, esperanzas y carteles de colores con frases cortas y animosas. Aquello era tan, pero tan-tan, igual a los murales que pintaban en el cole de monjas con rotuladores carioca en cartulinas de colores, que JL se sintió como en casa. No había diferencia entre aquellos grupos para hacer murales con eslóganes y los comités para hacer carteles con eslóganes. Sólo hay que cambiar a los negritos de Africa por los mineros, siderúrgicos o agricultores. Pero son las mismas buenas voluntades. Las mismas ideas de repartir con los pobres. Esa vorágine de actividad lo atrapó y con trabajo y estudio y una pizca de amor y comprensión acabó de delegado de murales, frases cortas y buenas intenciones. Y luego de presidente. Del Gobierno de España. Pero ahora que va a tener tiempo libre creo llegado el instante en el cual JL nos ha de dar esa respuesta que nos debe. Hoy la SS tiene unos enormes medios humanos, mecánicos y hasta animales, y antes de que pueda desaparecer, en parte gracias a él, debe aclararnos esa duda que arrastramos desde hace casi casi una década. JL debe prestarse a ser examinado. Por responsabilidad, por sentido de estado. Queremos saber qué hay detrás. Queremos ese apellido extranjero que se oculta tras el Rodríguez y el talante. Esto, me malicio, va a llevar un tiempito. La SS está un poco de retirada, de recorte. Y no hay mucho quirófano, los fármacos son genéricos -sin slogan- y los médicos están en huelga. Va a pillarle una de las famosas listas de espera de Esperanza. Por eso yo recomendaría que el pesoe retrasase un poco el congreso. Daría tiempo a que las grupies se repusiesen del sofoco y a tener ese apellido. Es que si lo hacen ahora cualquiera que salga, por comparación, va a parecer malo, malísimo. Un ogro, un autoritario, un fascista. Ya le pasó a RbCb que sólo pudieron anunciarlo como el mas listo. Una comparación que ya habíamos hecho todos. Nada de amor para RbCb. Yo afirmo que, si aclarásemos el síndrome, todos respiraríamos con más tranquilidad. Yo el primero. Porque lo mismo hay vacuna.