No te entiendo y eso es peor que nada, peor que sentir dolor, peor que no tener dónde ir, peor que estar parado. No te entiendo y no vivo, y en cambio si yo no me entiendo es lo de siempre, y me da igual. Te necesito más que me necesito, morena. Dónde estás. Digo que cuando pasa eso dejo de ser, dejo de estar, me paro, se me detiene el alma y se me llena el pecho de aire frío y denso que ni deja respirar. De pronto faltan la cinta negra bajo mis pies, las rayas blancas, las luces siempre escasas, el ruido que siempre nos acompaña y las curvas de subir y bajar montañas. Falla la dirección en mis manos que tiemblan y sobre todo falta porqué encender ese motor.
No te entiendo y es como si me faltases, como si te hubieras ido, y estas ahí pero no te siento. Y el aire que me da en la cara es aire frío y no soy yo moviéndome, es el caer a un abismo. Y sin movernos de la cocina el universo se expande y estamos cada vez más lejos y tu voz me llega pero con eco. Y no se me nota, porque es por dentro, pero en la carne se me hacen rajas que sangran, que siento que te alejas, que me alejo, que te voy perdiendo.