Corremos, corremos y no está claro si nos buscamos o huimos. Salimos temprano, clareando, salimos ya sin aliento, con poco equipaje, con pocos planes, con poco dinero, con pocos años, con mucho tiempo, con muchos tequieros. Salimos disparados, que tenemos prisa por llegar a donde no sabemos, por estrenar intimidad, por desvirgar el futuro juntos, por romper el papel de este regalo que es tenernos. Tenemos una prisa que no tenemos, que es ansia por tenernos, que es urgencia por ver juntos pasar paisaje y tiempo.

Quizá ponemos música, quizá la radio, quizá cantamos, quizá fumamos y bebemos a morro de botellas de plástico. Imitamos, novatos, la felicidad de otros, felicidades vistas o imaginadas, felicidades extrañas que son huecos por las que la emoción de tenernos se derrama. Gritamos entre dos caladas la banda sonora de esta escapada. Somos nuevos, somos novatos, somos primerizos disfrutando.

El viento y su ruido lo hacemos nosotros avanzando. El tiempo es nuestro y el dónde ya se irá viendo. Con el pañuelo al cuello y la guía en tu regazo pienso en lo guapa que estas y lo poco que me importa a dónde vamos. Reímos y sin dirección ni rumbo corremos porque llegamos tarde y paramos en mil sitios solo por capricho de pararnos, de sentir en la cara el viento seco y refrescar los labios con un beso.

Me gusta y me importa un carajo que el mundo sea tan grande, que haya tanto espacio, que el calor te agobie, que te sude el bigote, que falten las señales, que esté plagado de baches, que se esté haciendo tarde, que no pase nadie. Me gusta poder gritar, bajar del coche, cruzar sembrados y comer uvas robadas en los campos. Me gusta que el sol se ponga y me importa un carajo que lo haga por detrás o por delante, y si quieres variar yo cambio, y en vez de huir de él, vamos a buscarlo. Tenemos tiempo, mucho tiempo, es todo nuestro y está nuevo, lo estamos estrenando. Y el mundo es enorme, que hace falta para meter tanto como te quiero y que además quepa tanta prisa como tenemos.