GATOS GRISES

Camino contento, con paso ligero, de vuelta a la cama en la que te dejé hace no tanto, contando los pasos esta noche de enero. El aire corta la cara, de las farolas caen rayos de color muy feo que me pintan cara de enfermo, y pasan coches tosiendo y chillan motos que espantan gatos, que a estas horas más que pardos ya son grises. Con las manos en los huevos, las orejas heladas, en los bolsillos el tabaco, las llaves de casa, tres monedas y condones, y en la boca nubecillas del aliento que se escapa de decir tu nombre bajito. Cruzo sin mirar y salto charcos, que tengo prisa, y se mueve la prensa, recién salida y comprada, que me he puesto en el pecho y que no hace nada. Tiemblo esta noche y es de calor y de frío y me acerco a las paredes buscando algo de abrigo de este viento que por la espalda me empuja a volver contigo. Jugueteo con las llaves y pienso en entrar despacio y deslizarme silencioso a tu lado y susurrarte cuanto te quiero, adormilada, al oído.

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