YA CON TU AUSENCIA

Estar ahí. Sin hacer nada. Tumbados. Pensando. Quizá tristes, quizá cansados, quizá hasta mareados. Acaso sudorosos y melancólicos por la ausencia que empezará en sólo unas horas, viendo cómo se nos agranda la distancia con el sol que va bajando. Hombro con hombro, cadera con cadera, pies con pies. Miramos al techo y su bombilla y respiramos despacio, absortos en el instante. Compartiendo un cenicero en tu vientre y la espiral de humo que asciende y repta el techo. Te siento respirar a mi lado, estamos hundiendo juntos el colchón, y ya me estás faltando. Recuerdo, o quizá lo he soñado, haber dicho, así, muévete, sube, levanta. Sin preliminar, sin ceremonia, sin diálogo, y sin ceremonia ni diálogo respondiste. Recuerdo haberlo hecho, más que contigo, ya con tu ausencia, esa que en unas horas me iba a obsesionar.

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