ESE RARO AHORA

Está el mar, estas tú y estoy yo y si él es oscuro y misterioso tú eres misteriosa y yo oscuro. A cuatro metros te veo pequeña, nítida, recortada contra el infinito, y eres una referencia, un faro que brilla, una roca en la que se ancla mi ansia, en la que se rompe mi tiempo. Una bombilla o una estrella. No sé qué haces, sólo que sonríes. No sé qué dices porque oigo mar y música. No sé qué quieres porque te quiero. Te miro y sonrío. Se mueve balanceándose y avanzando apenas. Se mueve bamboleante y sereno. Los cabos ponen las notas y el mar el bajo continuo. El sol se sonroja y va cediendo, es el instante que no es el antes ni el después. Es ese raro ahora en que las cosas tienen sentido.

Te miro y tus movimientos son leves, nimios, serenos, llevan el ritmo de ésta calma, de ésta soledad, y por ello son eternos como el azul que los recorta es infinito. Esos gestos banales, ese mechón que se escapa, la mano que roza la cara, las hojas del libro, la curva de tus corvas son estar en casa. No haces nada y sin embargo tu pasión se percibe, esa sintonía que tienes con todo te delata. Esa piel morena añade la textura que faltaba, y dos tiras de color dejan ver a las claras que si por fuera es chocolate el interior es nata.

Y aquí, atrapado en esta calma, antes o después de la tormenta, sólo aquí y ahora, siento la mía dominada, poseyéndote con la mirada.

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