Al nacer nos entregan un rollo de cuerda y hay algunos que la desenvuelven hasta llegar al infinito y quienes la enredan dando vueltas y vueltas en los muebles de la casa de sus padres, dilapidada en mil dudas, mil temores, mil pasos atrás; conscientes de ello e incapaces de desentrañar años de nudos, muchos buscan el final, hacen el último y se cuelgan.