El tonto adolescente deriva en no pocas ocasiones en un tonto intrépido, osado o atrevido. Va en moto sin casco, salta desde los trampolines más altos, conduce sin cinturón de seguridad y bebe más de la cuenta. Por su vocación al peligro y ceguera al riesgo suele morir joven, aunque sólo en contadas ocasiones deja un bonito cadáver. El tonto intrépido es mayormente un tonto masculino con pretensiones varoniles, elevado nivel de testosterona y que sitúa el concepto de vida en una estrecha franja adyacente a la muerte. Si en lugar de ejercer de aplicados científicos padeciéramos la enfermedad de los poetas diríamos que el tonto intrépido vive haciendo castillos de arena en las playas de la laguna Estigia. Muchos la cruzan con bozo de membrillo y sin haber echado un polvo, lo cual es triste porque se presume que todas sus tonterías traen causa en una exhibición con intenciones de apareamiento.