El gatipedro (un gato blanco con un cuerno negro) se reproduce por partenogénesis desde la noche de los tiempos, lo mismo que los biosbardos, los gozofellos y los gamusinos. Los haggis escoceses también se reproducen por partenogénesis no porque quieran sino porque no pueden follar. Viven en las montañas y para correr por las laderas tienen las patas de un lado más cortas que las otras, lo cual les proporciona una evidente ventaja. El problema surge porque las hembras tienen las patas derechas (las patas extrema derechas) más cortas y corren por las laderas en en sentido de las agujas del reloj y los machos, por contra, tienen las patas izquierdas más cortas y corretean por las laderas en sentido antihorario. Los haggis (haggis scotus) lo intentan pero se caen desequilibrados por las laderas y del calentón, y de la caída, les duelen las pelotas unos días. Los gatipedros son un poco cabrones y no se caen. Los gatipedros andan a cuatro patas y usan la lengua como una quinta para tener toda la estabilidad. Van arrastrándola y usándola para apoyarse. También puede ser que les pese el cuerno negro y brillante que llevan en el medio de la frente y se apoyen en la lengua para descansar la cabeza, como los vagos hacemos poniendo la palma bajo la barbilla. El gatipedro se cuela de noche en las casas en las que hay niños pequeños y hace ruiditos sin llegar a despertarlos y por el cuerno lanza chorritos de agua. Con todo esto se les cuela en los sueños y los niños se hacen pis en cama. La única solución es poner sal en el suelo al lado de las ventanas y las puertas para que cuando se acerque arrastrando la lengua se la encuentre, le sepa mal y se largue. Así no vuelve nunca más, hasta la vejez. El gatipedro, en cuanto se entera, supongo yo que mirando los archivos de los urólogos, de que andas mal de la próstata vuelve a rondar todas las noches por los dormitorios. Como ya casi no hay niños el gatipedro, ese gato blanco con un cuerno negro, es más un visitador de geriátricos que de guarderías, quién lo iba a decir.