Me gustan las mujeres inteligentes que saben de qué hablan y qué quieren, porque, como a todos, me alteran, me intimidan y me siento retado. Una mujer con una conversación interesante es un maravilloso inicio, si es desvergonzada un regalo y si además es de las que ya sabe que no abrir las piernas al deseo es negarse un poco, un tesoro.