Antes pensaba cosas. Por ejemplo, pensaba que caso de aparecérseme la Virgen, como a un pastorcillo portugués cualquiera, en qué estilo lo haría. No es lo mismo un tosco románico, un renacimiento sobrio o un barroco kitsch. No es lo mismo la moreneta inexpresiva que la sexy venus pelirroja saliendo del mar que un afectado maniquí procesional de cofradía sevillana. Hoy, cansado de esperar, creo que me daría un poco igual. Conociendo a las mujeres estoy seguro de que es cualquiera de ellas y todas ellas y ese día no tendrá nada que ponerse y no se encontrará favorecida o todo lo contrario.