El mayo de 1944 el escritor C.S. Lewis recibió una invitación formal, firmada por un tal Jerome Tichenor, ofreciéndole entrar a formar parte de la SOCIEDAD PARA LA PREVENCIÓN DEL PROGRESO (Society for the Prevention of Progress). La sociedad, según sus documentos internos, fue en realidad fundada en el 1945 siendo el susodicho Mr. Tichenor su fundador y único socio. Ciertos proyectos individuales, y este lo era, en ocasiones no tienen una fecha cierta de nacimiento; son emanaciones de uno mismo que se van fraguando poco a poco y cumplen años en fechas arbitrarias. La mayoría de los encuestados, si esa encuesta se hiciera, sabrían contestar el día en que conocieron a su pareja pero casi con seguridad serían incapaces de poner fecha al momento en que se enamoraron.
C.S. Lewis contestó, según podemos saber trasteando entre sus cartas publicadas, lo siguiente:
TO THE SOCIETY FOR THE PREVENTION OF PROGRESS (L):
[Magdalen College, May 1944]
Dear Sir,
While feeling that I was born a member of your Society, I am nevertheless honoured to receive the outward seal of membership. I shall hope by continued orthodoxy and the unremitting practice of Reaction, Obstruction, and Stagnation to give you no reason for repenting your favour.
I humbly submit that in my Riddell Lectures entitled The Abolition of Man you will find another work not at all unworthy of consideration for admission to the canon.
Yours regressively,
C.S. Lewis
Beverages and not Beveridges
(Is my motto)
La invitación para formar parte de tan exclusivo club es, lo sabemos, absolutamente inusual. Mr. Jerome Tichenor consideraba, no sin razón, que el aumento de socios suponía un progreso de la sociedad, entrando así en una contradicción insalvable. Se desconocen los motivos de esta invitación, aunque los podemos adivinar si repasamos los escritos de Lewis con la idea de progreso que imaginamos rondaba la cabeza de Tichenor, pero sí se sabe de cierto que éste rechazó innumerables solicitudes de membresía. Esto, seguramente, motiva el agradecimiento y el compromiso de perseverar en los fines de la sociedad que le acoge. Estos eran, según se ha podido saber por documentos debidamente autenticados,
«The purpose of this society is to oppose, and if possible, prevent the further encroachment of material civilization on the natural environment, because it is believed that such exploitation violates the terms of the lease granted to mankind by nature.»
Yen todos los escritos que produjoaparecía expreso o citado el versículo de Levítico 25:23.
«La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo.»
La dirección que aparecía en el membrete, 5660 de Montencito Avenue, Santa Rosa, California, 95404, era en realidad el que aparecía en los listines telefónicos como domicilio de Joel Walker Hedgpeth, biólogo marino, ecologista, poeta, escritor, filósofo y quién sabe qué cosas más.
Confieso que ni idea de por qué el Sr Lewis recibió la invitación, aunque uno aventura que por razón de su libro “Cartas del Diablo a su Sobrino”, que estaría en la línea de la reacción que menciona en la carta, en oposición a los políticas de Lord Beveridge y en la vuelta de Lewis al cristianismo de la mano de Tolkien y los Inklings, en el que como buen irlandés había nacido (feeling that I was born a member) y del que se había alejado. Eso sí, uniéndose a la Iglesia de Inglaterra y no al papismo.
De todos modos todo el asunto tiene un aire de broma privada, de divertimento entre colegas que hace que todo se nos escape, que sintamos que rascamos la superficie. Quizá es que habría que seguir indagando, aunque tristemente el interés no da para más.
La Society for the Prevention of Progress es una demuchas sociedades secretas, absurdas y desquiciadas organizadas por gentes de lo más normal. Aquí, creo, ya hablé de la Asociación de Amigos de Jean Baptiste Botul, y de la corriente filosófica a la que la producción intelectual del autor dio pie, el botulismo. Queda por hacerlo del Colegio de Patafísica(société de recherches savantes et inútiles)fundado el 22 Palotin del 76, según su propio calendario, que viene siendo el 9 de mayo de 1948, por centrar el asunto.
Cuando leo sobre estos asuntos en ocasiones siento la necesidad, el come-come, de fundar y/o pertenecer a una de estos absurdos entes societarios, con fines difusos, dispersos o, directamente, autodestructivos. Entidades que, quizá conscientemente, quizá inadvertidamente, parodian la vida misma.
Joder!
¡ Como me gusta !