Tammy Wynette tuvo tres hijos antes de los 20 de un marido que era un bandarra incapaz de conservar un trabajo, así que acudió a estudiar a la Academia de Belleza en Tupelo, Mississippi y se hizo, claro, peluquera. Finalmente se largó de casa embarazada del tercero y el bandarra, mientras ella metía a los niños y las maletas en el coche, le dijo con sorna Dream on, baby. Triunfó en la música con cinco números uno en las listas country, especialmente el Stand by your man, que le valió muchas críticas de las feministas, que la veían como el reconocimiento de un sometimiento. Tuvo 26 operaciones de cirugía mayor, se casó cinco veces, una de las cuales le duró 44 días la mitad de los cuales estuvo hospitalizada, y tuvo cuatro hijos. La tercera nació prematura, pesó 60 gramos al nacer y vino con una grave afección espinal que la mantuvo meses en el hospital. Años después de la separación su primer marido acudió a uno de sus conciertos y, después de hacer cola, le pidió que le autografiara un disco. Dream on, baby, le escribió en la portada. Tammy renovó todos los años hasta su muerte la licencia de peluquera, sólo por si las cosas se ponían mal.
George Jones también triunfó en la música country y fue toda su vida un alcohólico enganchado a las anfetas. Si le gustaba una canción era capaz de alquilar un avión privado y plantarse a saludar al colega al otro lado del país o apoyar a muerte a un cantante joven. También lo era de pelearse con cualquiera en cualquier momento o de tirar por el water 1500 dólares en una fiesta, literalmente. Era tan feo que le llamaban The Possum, La Zarigüeya, o simplemente No Show Jones, porque a los conciertos se presentaba o no, según se estuviera dando la fiesta. Se casó cuatro veces, la tercera con Tammy. Cuando le entraba la sed no había quién lo parara y, como le escondían las llaves de los coches, más de una vez se escapó por la ventana y condujo diez kilómetros de noche en el cortacésped hasta el bar más próximo, donde Tammy lo recogía. Escribió la canción más triste del country, He stopped loving her today y juntos grabaron varias canciones a duo, una de ellas la más cursi de la historia de la música de acuerdo con cualquier standard de lo cursi o lo kitsch: The Ceremony.
Quizá las cosas se deban hacer así, de frente y un poco a lo burro, convencido de que esta vez, cualquier vez, es la buena y que vale la pena tirarse de cabeza aunque uno no tenga certeza de que hay agua en la piscina. Y, la verdad, lo que piensen los demás, a quién le importa. Las letras del country, si tienen algo, es eso. Es conveniente mezclarlas con las películas de chinos y su mensaje humanista y subversivo: deja de llorar y cúrratelo. Eso resulta de la secuencia standard de injusticia, huida del protagonista, encuentro con un maestro sabio que repite aforismos, control de las emociones desbordadas, repetitivo entrenamiento con sufrimiento y, finalmente, venganza. Con estas dos cosas tenemos instrucciones suficientes para una vida intensa y que valga la pena. Podemos complementarla con unos paseos en moto y la lectura de Cioran, por higiene mental lo primero y preparación al bien morir lo segundo.
La hija de Tammy y George también es cantante de country y enfermera y, como su madre, renueva anualmente su licencia, sólo por si acaso.