No debe ser confundido con el tonto infalible. El diagnóstico diferencial, importante en este caso, consiste en confrontarlos a ambos con la realidad. El tonto axiomático contiene en sí la semilla de la cual se puede derivar con sucesivos pasos lógicos toda la estupidez humana. Es por ello perfecto en su tontería. Pitagóricamente esférico. El tonto infalible por su parte es siempre y en todo momento completamente tonto pero sin reglas o criterios a priori. Puesto en el disparadero de elegir me quedo sin dudarlo un instante con el tonto infalible porque desde Gödel sabemos que todo sistema axiomático recursivo y autoconsistente lo suficientemente poderoso como para describir la realidad es por naturaleza incompleto. Por contra el tonto infalible, como predicamos del Papa, no se sujeta a límite lógico alguno sino que responde sólo a la intuición para acertar en todas sus decisiones y serlo siempre y en todo momento. Como aventurada explicación diremos que muy probablemente “intuición” es uno de los 72 nombres de Dios, de lo que se deduciría que su explicación es cosa que atañe más a la teología que a la biología.