RAJAS QUE SANGRAN

No te entiendo y eso es peor que nada, peor que sentir dolor, peor que no tener dónde ir, peor que estar parado. No te entiendo y no vivo, y en cambio si yo no me entiendo es lo de siempre, y me da igual. Te necesito más que me necesito, morena. Dónde estás. Digo que cuando pasa eso dejo de ser, dejo de estar, me paro, se me detiene el alma y se me llena el pecho de aire frío y denso que ni deja respirar. De pronto faltan la cinta negra bajo mis pies, las rayas blancas, las luces siempre escasas, el ruido que siempre nos acompaña y las curvas de subir y bajar montañas. Falla la dirección en mis manos que tiemblan y sobre todo falta porqué encender ese motor.

No te entiendo y es como si me faltases, como si te hubieras ido, y estas ahí pero no te siento. Y el aire que me da en la cara es aire frío y no soy yo moviéndome, es el caer a un abismo. Y sin movernos de la cocina el universo se expande y estamos cada vez más lejos y tu voz me llega pero con eco. Y no se me nota, porque es por dentro, pero en la carne se me hacen rajas que sangran, que siento que te alejas, que me alejo, que te voy perdiendo.

MOVIÉNDOME AQUÍ

Las horas pasan, los días pasan, las semanas, las estaciones, los años. El tiempo cambia y llueve, sale el sol, hace frío o calor, el aire es claro o ciega la niebla. La luna y el sol se mueven, persiguiéndose, y a veces parece que se pillan porque se pisan. Y amanece, unas veces temprano, otras muy tarde. Los sentimientos, los afectos, los odios cambian. Los humores, los dolores, las sensaciones. Los árboles crecen, las plantas nacen y mueren y al año siguiente reaparecen. Los lápices se gastan, las gomas se acaban, las hojas se agotan, los libros se terminan. Los amigos dejan de serlo o se van o vienen otros. La ropa se rompe, se estropea o pasa de moda. Se ajan los viejos y vienen nuevos zapatos, bolsos, cinturones, gorros. Pasan las casas, en fila india, contadas por mudanzas. Los kilómetros, los paisajes pasan, las carreteras se hacen anchas y aparecen pintadas. Las curvas desaparecen, nos las quitan, o ponen otras. Los campings cierran, los moteles cierran, los hoteles se reforman y pierden encanto. Las pesetas para pagarlos ya no están. Todo todo todo cambia. Yo, ajado, agotado, cambiado, arrugado, vencido pero no derrotado y en todo caso, siendo yo por dentro, aunque parezca otro por fuera, estaré siempre siempre moviéndome pero aquí, moviéndome para ti, por ti, contigo.

YO TE ESPERABA

Los días empiezan tan temprano que se mezclan con las noches, que alargamos. Yo y otros tantos. Cuántas veces son el mismo el cigarro de la última copa, el del desayuno y el de la entrada al trabajo. Cuántas veces no afeitado es lo que parece, no haber pasado por casa, no haber dormido, no haber cenado. Sumando días y noches, que no separo, se acumula el sueño, que no visito, por ser el lugar del espanto, tiempo perdido porque no descanso y acaba siendo sólo tiempo pensado. Repitiendo la receta consigo aturdirme, tanto, que me pasan pastillas, en grandes frascos, pequeñas y de colores claros. Yo paso de ellas y sigo mis recetas de gintonics, café, tabaco y fiestas, amigos de una noche, chistes fáciles, coches golfos y mujeres rápidas.

Y no recordaba que había olvidado que todo ese ritmo era ansiedad de estar esperando.

VENTE CONMIGO

Soy un criminal, soy peligroso, soy un borracho que cierra bares y abre casas de socorro, soy un alma negra en un cuerpo oscuro de pelo negro. Soy un alma deforme en un cuerpo triste y enjuto. No lloro porque no debo, pero bebo. Soy un puto pirata con una puta pata de palo, adivina, nena, de qué estoy hablando. Te miro y te traspaso. Te miro y casi ni te veo. Te miro y te devoro. Te miro y te quiero, deseo. No sé quién soy ni a dónde puedo ir, estoy perdido, estoy perdido, pero necesito que vengas conmigo. Dame la mano, sube, vamos.

NO TIENES NI IDEA

Digo que sí pero sólo quizá se dónde estamos. Por la ventana sacas la mano y juegas a que el viento la suba y baje, y en ese momento tienes quince años. Detrás, con el ruido, quedan nubes de polvo blanco y montones de baches que se notan menos si vas muy rápido. Te miento que ya pronto llegamos y no pararé a preguntar porque moverme, movernos, me parece lo mejor que tenemos.

Me gustan tus gafas que te quedan tan grandes, y la camiseta, y las chanclas. Y es que hay días que, aunque te vistas, caminas desnuda desde que sales hasta que vuelves a la cama. Me gusta tu gusto de ponerte esas cosas, o media talla menos o siete mas grandes. Mis camisas, mis pañuelos, mis cazadoras y usar mis toallas, mis hojas de afeitar y tener que dejarme barba. Así eres tu, como yo pero mejor. Por la radio suena Eric Burdon y se mueven tus pies y tarareas melodías pensadas para locales oscuros y haces que brillen, desafían al sol, como relámpagos. No sabes, no tienes ni idea, de la magia que haces.

Me siento ardiente, fluorescente, telescópico y fotovoltáico, y es por ti toda esta carretera, sin señales, sin asfalto, con baches, caliente, interminable, es por ti que voy perdido pero a cien buscando la arena blanca, suave, solitaria y nudista, que prometo tendrás. Una playa en la que sólo tu y el sol os podáis bañar.

EL QUE TE LLEVA LA MALETA

Otro día, otra noche, otra habitación, otro hotel. Ceniceros, toallas, agua en botellas, papeles a medio escribir, la maleta abierta. El alma abierta, la boca abierta, las piernas. Abiertas también. Te pintas las uñas y yo las soplo, te secas el pelo y yo te miro, me como las cáscaras si te pelo las pipas, lees estos papeles y cuando acabas suspiro. Me alimento de tabaco y sonrisas, bebo de tu piel y respiro el olor de tu pelo. Read More

VENCIDO, NO DERROTADO

Despertar en la playa, reseco como una ciruela, tostado. Sentir el viento en la cara, la sal en los labios, la luz en los ojos, la arena en las manos. Sentir el alcohol queriendo quedarse y la vejiga queriendo sacarlo. Sentir el tiempo parado, y el mundo y las piernas doblados. La boca pastosa y el pelo enredado. Y ese olor a limpio que tienen las olas, a whisky, a tabaco, a perfume de piel, que el viento me trae, qué salado. Y esa erección, también, siempre, en la playa, vestido o mojado. Y abro los ojos y te encuentro de frente, saliendo del mar, desnuda, en bragas, y llevas las gafas. Salir de la ducha no es nada si ves a la venus saliendo del agua. Se me clavan las llaves en el bolsillo y el paquete de tabaco está aplastado y sólo pienso en un desayuno de besos salados, que esa camarera, morena cachonda, me trae a la cama. Te espero vencido, tumbado, pero aviso, no derrotado. Brillas húmeda y brillan esas bragas que son bikini ahora. Deslumbras, morena, y cierro los párpados que siento rasposos como suelas de zapatos. En ese paseo que te trae desde el mar te veo venir, a cámara lenta, suave, meciendo o mecida por las ondas de agua. Y tengo tiempo para encender un cigarro que desatasque los mil de la noche, que queme el alcohol aún no procesado. Y sé que lo compartiremos y lo devolverás mojado con una sonrisa y un beso. Y tiemblo de ansia, la vejiga me aprieta, el sol me deslumbra y mi polla revienta.

SÁBANAS AYER TAN BLANCAS

El día es blanco, la habitación es blanca, las sábanas lo eran ayer, tus tetas están blancas y tus bragas son naranjas. Saltas sobre el colchón, contenta, y los gritos rebotan hasta la ventana y se despeñan al jardín. Tropiezan en palmeras y arbustos y ruedan a la piscina, donde quién sabe porqué se hunden unos y flotan otros. La luz de la mañana te envuelve y te viste y en ella el humo de mis bocanadas, del cenicero en la almohada y de la colilla casi acabada, dibuja espiras que con tus piernas se aplastan. De dónde salieron esas alegrías, todas esas carcajadas, esos ojos brillantes de mujer follada. De dónde salimos nosotros que sólo nos tenemos y no tenemos nada. Qué día es ahora esta mañana. Te ríes y todo eso y todos los miedos me importan un bledo. Llevas las uñas pintadas y en el suelo en montones nos esperan las horas que faltan, pantalones, faldas, otras bragas, ceniceros, libros, cuadernos, bañadores, toallas. Tengo los ojos entornados y a pesar de todo me entras por ellos y con tu belleza me apuñalas. Me río contento y no sé de qué, ni porqué. Contigo, de nosotros, de pura alegría. Es mañana y salimos, primero de la ducha, colorada, quemada, frotada. Con la piel rascada con esa rabia de sentir más y más cada cosa que pasa. Luego, seca la piel pero la cabeza mojada a la luz despiadada de casa blancas, llenas de luz blanca, bajo un cielo tan blanco que hace sombras blancas. Corremos calle abajo y nos perdemos entre macetas coloradas colgadas de esas puertas, ventanas, fachadas, y nos vamos, pero sé que tu risa quedó, en la habitación, en el jardín y la piscina, en recovecos, paredes y esquinas toda pegada.

ANTES CON LA MIRADA

Amanece y llevo un rato fumando, haciendo tiempo. Una noche, en concreto. Conteniendo mis ansias de salir corriendo, de llegar, aunque sea antes de tiempo. De entrar en el tráfico, de mover los brazos y los pies coordinados. De conducir, de moverme, de ver pasar las cosas, rápido, rápido.

De calcular, en silencio, detrás de un cristal, concentrado, el tiempo que falta. De odiar las paradas, los semáforos, y las señoritas de los peajes. Los bares de carretera, bocadillos de pan duro y caña, los baches en las curvas, las caravanas. No me veis, no me ven, no notan mis ansias. No pongo la radio, que me distrae y prefiero, con mucho, agotarme, obsesionado, cantando gritando desafinado. Read More

MI CARA TATUADA

Con 25 años habría dado un brazo por una prosa excesiva y una vida corta, salvaje. Por prolongar 15 años los giros de esas ruedas. Por llenar el depósito de gasolina cada cuatro horas, por leer los clásicos en moteles, en campings, en andenes de estaciones. En ferrys que unen islas. Por amanecer en playas mirando cómo del agua sale el sol. Por anochecer en otras en las que las olas lo tragan, sin un estertor. Y acelerar de una a otra pensando en lamer de tu piel la sal de dos mares.  Read More