Yo hasta hace nada, como quien dice hasta ayer por la tarde, tenía una opinión bastante negativa de los moros, por la cosa de las moras. Me parecía tercermundista esa forma de hablar de ellas, de tratarlas y de prohibirles tonterías. Una cosa antigua, ordinaria y, la verdad, de pichacortas. Es que los hay que se acojonan al ver una tía bien plantada, y no te digo una mujer. Se les afloja y reaccionan mal. Pero, como uno anda siempre atento, deseando aprender, intentando unir puntos, esto ha cambiado, radicalmente. Vaya, vaya. Read More
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SÍNDROME
Van a hacer un congreso en el pesoe. Andan ahora buscando lo que hace años que saben que no tienen. Hay quien dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Lo que viene sucediendo es que si son cosas de comer el retraso adelgaza y puede hasta matar. Y si son otras cosas igual de importantes o mas, porque de ellas depende la comida, flipo yo y flipamos todos con el retraso que llevan. Hasta las grupies del partido, que otras veces hicieron colas de días para ser las primeras en votar, el 20N se quedaron en casa. Read More
VIVIR COMO PÉREZ 001
LA CIUDAD
La ciudad es París, pero, por lo que sabemos, podría ser otra. Una ciudad menos grande pero igual de provinciana. Podría ser San Sebastián, Oviedo. Una ciudad mucho más grande no encajaría. Y no es que París no sea grande, que lo es, sino que a pesar de serlo sigue siendo provinciana, asequible. La ciudad completa y el barrio concreto en el que está el inmueble son el paradigma de la provincianidad, si existe la palabra provincianidad. París ha tenido la desgracia de ser la ciudad en la cual todas las ciudades sin mucha personalidad, de medio pelo, se miraron, se miran y a la que quieren parecerse. Fue el modelo a imitar por todos en un determinado momento, abandonado después por todos menos por los mediocres. Read More
BOLLO DE MAR
Estos días circula una nueva fotografía que reproduce éstas, tan vistas, en las que un marinero recién desembarcado abraza y besa a una muchacha morena. Estas fotos del marinero y la muchacha ansiosos son un ritual que, al parecer, se repite en los USA cada ochenta días, tiempo que los barcos de la marina tardan en regresar de cada singladura. La TV española en ocasiones ha intentado emular este ritual, pero siempre añadiéndole el toque sentimental, como un bebé al que su padre que desembarca no conocía. Tampoco se hace aquí cada ochenta días. Sólo en las ocasiones en las que los chicos de la marina vuelven de poner paz en lugares en los que no hay guerras. Si acaso conflictos.
En definitiva, que en los USA la marina, es decir la USNAVY, celebra la ceremonia del beso. Un ritual es un acto banal adecuadamente santificado y con ello cargado de un significado que no tiene. Y ese ritual, que no había despertado ningún interés desde el final de la WW2, de pronto ha vuelto a ser noticia en todos los periódicos del mundo. Y ello porque han creído conseguir que nuevamente tenga significado.
En el tiempo de la WW2 el temor de los marinos era el mismo que Odiseo y sus muchachos tuvieron al volver a casa en Itaca: encontrar el palacio rebosante de pretendientes babeantes acosando a sus señoras. Adecuadamente identificados los babosos y como en aquella época no se andaban con coñas el colega Odiseo les dió matarile a todos. Después de treinta años en el mar rebotando de isla en isla e interviniendo en un conflicto armado tras otro no bajas de un barco de guerra con ganas de arreglar problemas hablando.
Visto el panorama era necesario crear un ambiente propicio a que los machotes embarcaran con una cierta tranquilidad de espíritu en dirección a los atolones del pacífico a combatir a los japoneses y tal. Así que seguramente de la colaboración de una de esas secciones de guerra psicológica y algún publicista genial nació la tontería del beso. Calma chicos, se vuelven locas, os esperan en el puerto, peinadas de peluquería, maquilladas, ansiosas, no les da el nervio para echarse en brazos de otros. Y todo por el uniforme ese blanco que os ponemos, por la gorra que os damos. Qué glamour, qué limpieza. A las mujeres les gustan los hombres limpios, oliendo a mar salada, a brisa marina. Estos sois vosotros, marineros.
En esas fotos las chicas siempre son hermosas jóvenes sanas y en edad fértil. El ideal del hombre obligado al celibato. No obstante, para reforzar el mito del marinero que regresa era necesaria una imagen fálica y guerrera. De ser posible evidente aunque no amenazante. Por ello se incluía en todas un enorme cañón en segundo plano. El cañón que no apunta enhiesto al horizonte pero tampoco aparece nunca fláccido o desmayado sobre cubierta. Siempre a media asta. Como en primer tiempo de saludo. La idea es que ella y ésta han de estar ansiosas pero no excitadas. Calentorra y morcillona, respectivamente.
El caso es que en la foto de este año el marinero es una marinera y la muchacha que espera sigue siendo una muchacha que espera. Es decir, que se besan dos mujeres. Es decir, algo banal. Los homosexuales llevan años pudiendo servir en los ejércitos USA pero estaban sometidos a la prohibición de hacer ostentación de su condición. Si eres gay o lesbiana, vale, pero que no se sepa. Esta limitación ha desaparecido y se celebra con la foto de las muchachas desembarcadas besándose amorosamente. Eso debería de llenar se sentido el ritual, otra vez.
Se pueden decir dos cosas de esa fotografía. La primera que el cañón ha desaparecido. Quizá resulte lógico. En época de misiles, guerra electrónica, viagra comprada por internet y siendo dos lesbianas, el símbolo fálico quizá desentona. Y la segunda que sospecho de una nueva campaña sutil, traicionera, orquestada maquiavélicamente por la misma u otra oficina de ofensiva psicológica y una publicitaria. En la marina con certeza hay muchos más hombres que mujeres, por lo cual hay muchos más gays que lesbianas. No obstante han elegido la minoría de la minoría para besarse y representar los aires nuevos. No han elegido a dos hombres. Huele o no huele a operación de márketing, pregunto.
Con el beso de las dos mozas consiguen dos cosas. La primera es desviar la atención de que en la marina hay hombres gays. Algo que no nos van a sacar de la cabeza a los que en su día vimos Querelle, de Fassinder, ni a los que vemos año tras año en Navidad los anuncios de las colonias de Gaultier. El futuro de las marinas del mundo es gay a no ser que cambien los uniformes actuales por algo horrible, que siente mal, te haga gordo y preferiblemente en tonos verde y tierra. La marina USA está llena de gays por el uniforme, esto es una evidencia. La segunda es intentar contraatacar a la pesadilla del jabón en la ducha con la fantasía de la mujer que es lesbiana por insaciable. Esas, encerradas en un barco, al final caen. Subliminal, arriesgado. Pero destinado al fracaso sin cambio de uniforme.
Creo que a Marisa Gaetta y a su novia las han utilizado para ocultar a los gays y atraer heterosexuales cazurros.
CERCA Y LEJOS
“De ahí que me parezcan buenas noticias que Bruselas haya subido mis impuestos y Estados Unidos reglamente mi propiedad intelectual. Hace mucho que quiero ser gobernado desde la lejanía del conocimiento y no desde la cercanía de la cacicada.”
Arcadi Espada, aquí.
Siempre he abogado por tal cosa. Cuantos menos centros de poder, mejor. Menos posibilidades de corrupción. Llamarlos de conocimiento es exagerado. Muy exagerado. En Bruselas o en Whasington debe haber el mismo porcentaje de idiotas, desinformados y trepas que en cualquier lugar del mundo. Adviértase que nuestro lejos es el cerca de alguien. La única ventaja es que haya menos cercas.
VISA PLATINO
Ahora aparecen los alcaldes, a los que les andan mirando los extractos de la visa platino, que es una tarjeta que se usa mayormente para ir de putas. Es para lo que vale. Para todo lo demás llega la oro. Yo creo que usan la tarjeta esa porque debe ser un volón ir a un puticlú —”La braga verde”, un suponer— y sacar la pasta en fajos como si la hubieras ganado tu trabajando y tal. Una ordinariez. Y uno se mete a alcalde para disfrutar ayudando al pueblo, no para pasarlo mal. Read More
EL TABACO
Aunque es cierto que al final todo se precipita, el tabaco mata lentamente. Suavemente, incluso. Yo, que tiendo a compulsivo y fumaba tres paquetes, tosía levemente. El tabaco me sacaba de entre el pecho y el bajo vientre un cof cof que me daba un aire de persona ocupada, interesante y viajada. Vivida. Levemente viciosa y un poco de vuelta de todo. Hacía de mí un dandi del siglo XX con un masculino olor a cenicero. A pesar de lo bien que me sentaba estéticamente, yo deje de fumar porque quise ser, de una vez por todas, mayor de edad. Es que uno ya va teniendo sus años y no vas a jubilarte sin haber madurado. Read More
ESAS CAJAS
Leo el periódico y es todo un ir y venir. Un sobresalto. Los mandamases de las cajas van cayendo uno tras otro, todos por el mismo asuntillo. Esas jubilaciones que de tan anticipadas y cuantiosas son veloces y blindadas, adjetivos de la blitzkrieg. Se nos metieron dando un rápido rodeo en donde teníamos los dineros y aunque ya todos lo sabíamos, ahora que hay crisis, llegan los fiscales y gritan ¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega! y mandan desalojar. Read More
2012
Entre el desaliento y el temor. Así empieza el nuevo año. Así estamos. Son trescientos sesenta y seis días en los que la primavera sucederá al invierno y tras ella llegarán el verano primero y el otoño después. Trescientos sesenta y seis días en los que la inmensa mayoría del universo, la práctica totalidad de lo que no eres tú, se mostrará indiferente a tus ansiedades y preocupaciones. Lloverá los días en los que el desaliento te de una tregua y el sol brillará para iluminar mejor tus desasosiegos. Las agujas de unos relojes y los números rojos que tienen otros seguirán, insensibles, girando y saltando. Minuto a minuto, sumando horas. Ese desapego es mi esperanza. Mil veces antes ha ocurrido. Mil veces antes la impasibilidad del cosmos ha sido garantía de que hay compensación al esfuerzo. Que es neutro y por eso todo resulta posible. Que lo que va mal puede ir bien. Un año son muchas noches, esta, por ejemplo. Y muchos días. 366.
UN NUEVO DÍA
Qué bonito, meterse en cama aún de día. Oír ya debajo de las sábanas los primeros sonidos de la noche. Es como estar enfermo sin que duela nada. Como volver a ser pequeño. Abrazarte es hacerlo a un oso de peluche que nunca tuve. Antes quería ser mayor, probablemente. Ahora, probablemente, ya no lo quiero. Si estás tranquilo y feliz duermes como un plomo. Y empiezas tan de pronto, que el instante exacto se te escapa. No hay nada que duela demasiado, ni en el cuerpo ni en el alma. No hay nada que revuelva las sábanas.